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miércoles, 8 de octubre de 2014

Entombed+Repuked-Sala Sonora (Erandio)


Sería la última noche del mes de septiembre, una noche vertiginosa, de las que crean afición y desmontan espaldas en el proceso. La formación anteriormente conocida como Entombed, aterrizaría sobre Erandio para justificar el par de letras que se han colocado a modo de apellido. Bajo el brazo traerían su nuevo "Back to the Front", y el puñado de clásicos que han ido sembrando, a lo largo de sus más de veinte años de carretera.
A pesar de que en un principio estaba previsto que fuesen Grave quienes diesen paso a los cabezas de cartel, los legendarios suecos no podrían subirse a las tablas, por la desafortunada incomparecencia de uno de sus miembros. Parece ser que un asunto familiar grave, motivó la repentina partida de Ola-guitarra, cantante y único miembro original que queda en el conjunto- para estar con su gente y dejar de esta manera, un agujero importante en el cartel.
Los terceros espadas de la gira serían por tanto, quienes abriesen en solitario para los creadores del Clandestine, con una propuesta bastante más integrista que la que nos ofertarían más tarde los jefazos, y un público delante al que no conseguirían mover en demasía. Su Death Metal cavernoso y gutural, salvando las distancias, hubiese entroncado perfectamente con lo que nos podían haber ofrecido los Grave, aunque sin demasiado brillo, ni temas memorables sobre los que pilotar. Comenzarían de todos modos, a currar los tímpanos de los allí presentes.
Desaparecerían los Repuked dejando paso a un parón de media hora, interesante como para hacer tiempo, pero innecesario teniendo en cuenta que la jarana se celebraba en martes. Los Entombed A.D. vendrían a continuación-o los Entombed sin Alex Hellid, según a quien le preguntases- comenzando con el "Kill To Live" que abre su primer/último trabajo, para ir recorriendo su historia a partir del poderoso "I For an Eye", un excelente nexo de unión entre lo nuevo y lo viejo que estaba por caer.
El Left Hand Path volvería a resonar de esta manera, tan iracundo como el día en que fue gestado, pero con la solera que otorgan más de veinte años sentando catedra entre los aficionados. Lo haría con "Revel in Flesh", meridianamente dispuesto para ir triturando el cerumen que nos habíamos traído de casa. Aquí comenzaría la exigente prueba que tendrían que pasar nuestros oídos, en lo que restaba de noche.
Aunque en esos primeros compases de la actuación, la voz de Petrov no se distinguiese debidamente, el sonido iría matizándose a cada paso que avanzásemos. El volumen en ningún momento abandonaría sin embargo, el salvaje goteo que había sido invocado desde los altavoces de la Sonora. Petrov por su parte, continuaría firme con la cuota de espectáculo que se esperaba de él, moviéndose de un lado a otro como si de un simpático txikitero Metalhead se tratase, limpiándose mocos en el pelo y dándole al frasco cada momento que tenía ocasión. La antítesis absoluta de los posers, vendría a representar una vez más el carismático cantante.
Aparte del papel estelar que jugaba el venerable y gamberro miembro original de los Entombed, el resto de la formación era la que verdaderamente iba marcando la diferencia. Con un par de guitarras solventes, un imponente bajo de estampa similar a Sharlee D Angelo y el batera que demostraba una pegada diabólica, los Entombed, literalmente crujían sobre las tablas, proporcionaban la lección ultima sobre Death Metal sueco, ante todos los que pretendíamos graduarnos ese día.
Hubiese sido para nota alta si hubiesen oficiado también los Grave, pensábamos en aquellos momentos, aunque como pequeña compensación por no haber podido presenciarlos, Entombed interpretarían dos cortes más que en el resto de sus fechas. La primera un "Eyemaster" al que no le falto ni la mítica intro que descorchaba el Wolverine y como segundo regalo, un corte del nuevo que no tuve a bien identificar.
En mi opinión exhibieron lo mejor que tenían, antes incluso de llegar a los bises, animando a los moshers con dos joyas clandestinas como "LIving Dead" y "Stranger Aeons", para cambiar de onda a continuación y centrarse en la vertiente más Death and Roll de su catalogo. Ahí caerían un par del Too Ride, reivindicando ese gigantesco disco olvidado por el gran público y otra pareja de pelotazos recordado al blues del Lobezno. Momentos impagables que nos devolvían hasta los origenes del Groove en los noventa, hasta las fusiones que contraían al Death Metal por aquellos años y hasta nuestra propia e imberbe adolescencia.
Sin dejar de echar la vista atrás, nos plantaríamos ante el sendero de la mano izquierda para rematar la comparecencia, felices de comprobar lo bien que atronaban, envueltos en los míticos punteos que marcaban el clímax de la pieza. De esta manera tan redonda se despedirían, volviendo al de un suspiro con otros cuatro reveses para zanjar con autoridad, aunque el sendero ya hubiese quedado marcado a sus espaldas, como rubicundo ejemplo de lo que significa aunar en seis minutos, todos los fundamentos de un estilo.
Crónica y fotos por Unai Endemaño.






















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