A imagen y
semejanza de los más punteros festivales extremos del viejo
continente, ha nacido este año el Euskal Assault de Durango. Un
evento de dos días en sala, con algunos de los grandes nombres del
panorama extremo y todas las comodidades que suelen encontrarse en
los festivales de corte urbano. Nada de campings ni escenarios desde
los que no se distingue lo que los músicos están interpretando,
aquí el underground que suena desde los monitores, no lleva
aparejado condiciones espartanas.
Jugando con esta
gran baza, la cita vizcaína ha conseguido atraer a un buen número
de aficionados de lo extremo, seducidos por un cartel convincente, y
unas instalaciones de calidad contrastada. De esta manera planea
quedarse como fecha fija en las agendas de los seguidores, apostando
por lo que tan a menudo echamos en falta cuando nos acercamos a
eventos de similar corte. Grandes medios, al servicio de metaleros
exigentes.
Por esto último
precisamente, la media de edad de los asistentes era superior a la
que uno suele encontrarse en timbas del pelo, situándose la
treintena como franja mayoritaria entre los que allí nos
arremolinábamos. Esto tendría cierta incidencia en el devenir del
certamen, ya que como bien pudimos comprobar más tarde, a última
hora del segundo día serían muy pocos los que se iban a animar a
montar pogos.
Mucho antes de
que ese momento solemne llegase, comenzaríamos nuestra andadura por
el Euskal Assault afrontando el Grind sulfuroso de los franceses
Infest. Nos perderíamos por desgracia a nuestros paisanos Bullets of
Misery, pero nada pudimos hacer para llegar a tiempo. Aquí
comprobamos en primera persona, uno de los principales problemas con
los que se encontrarían los asistentes: La dificultad para aparcar
por la zona, ya que el recinto se encontraba en el centro mismo de
Durango.
Una vez hubimos
aterrizado y tomado posiciones convenientemente, encaramos con
tranquilidad a los franceses Deficiency, la primera formación
que pudimos contemplar con un trago en la mano. Sus escasos minutos
se pasarían veloces, aunque no fuesen a dejar un recuerdo demasiado
boyante, una vez hubieron concluido. El Thrash Metal que expondría
el conjunto, recordaría en muchos momentos a grandes del género
como Sepultura o Megadeth, con buenos apuntes técnicos, pero escasas
ideas con las que desarrollarlos. Olvidables.
Serían por
suerte los franceses, el único borrón con que contaría el viernes
inaugural, ya que a partir de que se apeasen de las tablas, los
Aposento comenzarían a dibujar la verdadera dimensión que
terminaría alcanzando el festi. Montarían para ello una actuación
sorprendentemente solida y contundente, echando mano de temas de sus
dos etapas, pero sin perder en ningún momento, la sonoridad clásica
que atesora su propuesta. Estrenarían nuevo cantante, el cual
dotaría de frescura y entusiasmo a sus minutos, gozarían de un
sonido gordo y poderoso, sacándose de la manga una versión de Death
y terminando con ovación cerrada por parte de la parroquia. Primera
lección de Death Metal, que nos depararía el día.
Los tiempos
proseguirían intensos con los míticos Criminal de Anton
Reisenegger, otros que vendrían a constatar lo de que la experiencia
es un grado. No contarían con el espectacular Olmo de Gamora, quien
en los últimos años ha estado acompañando a la banda, pero
dispondrían de un digno suplente con el que cubrir el expediente.
Gozarían de la mejor iluminación de la noche y con uno de loe
mejores sonidos, resultando inapelable su poderoso Thrash Death, al
tiempo que los altavoces escupían lo que habían venido a contarnos.
Especialmente redondo les quedo "Akelarre", y su veloz
broche con "Rise And Fall".
La curva
ascendente proseguiría elevándose con los Dr. Living Death
sobre las tablas, un conjunto que ofrece mucho más que unas simples
caretas con bandana. Su Thrash hardcoriano conquistó Durango e
impregnó de frescura la noche, aportando juventud y descaro en cada
minuto que les dejaron. Provocaron pogos desde que arrancaron su
actuación, hasta que se apearon, con un cantante que emulaba a Mike
Muir en todo lo que podía y un guitarra que llego a meterse entre el
mosh para caldear el ambiente. Contarían incluso con el concurso de
Davish y Guillermo de Angelus en un par de cortes, aprovechando el
hecho de que andan de gira con ellos por media Europa. Para muchos
sería el bolo del festi.
A continuación
llegarían los Suicidal Angels para templar los tiempos. Sus
formas serían las de grupo grande, sin serlo, es decir, la clase de
banda que se considera a si misma en una división superior, a la que
en realidad le pertenece. Actuaron parando en casi todos los temas,
siguiendo las directrices que a menudo emplean Kreator, pero sin los
himnos inmortales que llevan en la chepa los de Petrozza. Por esto
sería su actuación pelin aburrida, a pesar de contar con temazos
como “Apokathilosis” o “Seed Of Evil”, sin que nunca llegase
a terminar de despegar por los innecesarios aires que se daban los
protagonistas.
Por fortuna, la
noche concluiría en todo lo más alto, gracias a unos veteranos del
estilo. Sin alardes, ni telones con los que engalanar su propuesta,
los ingleses Benediction se encargarían de mostrarnos cuales
fueron los verdaderos lodos sobre los que el Death Metal se fraguo
hace treinta años. Con humildad, profesionalidad y verdadero
espíritu Underground, los de Birmingham se llevaron de calle la
primera jornada del Euskal Assault, y nadie pudo negarlo una vez las
luces fueron prendidas. Lo suyo fue sencillamente perfecto, desde que
arrancaron con “Nightfear”, hasta que dejaron caer la maza por
última vez al ritmo de “Magnificat”. Insuperables en su terreno.
La segunda
jornada la abrirían los bestiajos de Markina, A.D., con Igor
al frente dándonos una sonora bienvenida al festi. Su Crossover
insano atronaría por una Plateruena en la que no paraban de entrar
asistentes uno tras otro, cogiendo sitio bajo el chaparron de watios
que caía desde el escenario. Dispondrían de pocos minutos para
lucir su propuesta, pero suficientes como para no dejar indiferente a
nadie. Concluirían interactuando con el público al ritmo que
marcaba su enorme “Titan”. Buen inicio para lo que estaba por
venir.
Aquí se abriría
la importante brecha Grindcore que el festi había preparado en el
programa, comenzando con los Ras y prosiguiendo con los
gallegos Nashgul. Ambos encandilaron a los aficionados de los
sonidos más abrasivos, aunque los segundos mostrasen su mayo paleta
estilística, consiguiendo una respuesta más efusiva y entusiasta.
Provocaron los lógicos pogos a su paso, aunque rápidamente
comprobaríamos como los ánimos andaban bastante más fríos que el
día anterior. No sabemos si por cansancio, o porque el día salió
así, pero el mosh sería mucho más anecdótico en este segundo día
de Asalto Euskaldun.
La misma tónica acompañaría a los madrileños Avulsed,
quienes sin embargo se permitirían lucir como la institución Death
Metalera que son. Frente a un público demasiado apático,
derramarían sus aceleradas cantinelas entre molinetes
indiscriminados. Ejecución espectacular, sin que la puesta en escena
resultase afectada, encaramándose sobre nuevos himnos como “Dead
Flesh Awakened” o “Zompiro”, parapetándose sobre clásicos
populares como “Sick, Sick Sex” y concluyendo a lo grande con
“Exorcismo Vaginal”. Por algo son la banda extrema más
reconocida fuera de nuestras fronteras.
La función
proseguiría a buen ritmo con los alemanes Dew Scented
oficiando. La suya sería otra de las comparecencias más recordadas
de todo el festi, luciendo una formación prácticamente nueva a sus
espaldas, con la que nos mostrarían su furibunda visión del Thrash
Metal. Tendrían un show corto en Durango, fugaz y sin dejar que
levantásemos la vista de cada impacto que perpetraban, fieles
practicantes de la idiosincrasia creada por Slayer hace muchos años,
los de Leif Jensen, se mostrarían absolutamente letales en su
planteamiento, con “Cities of the Dead” y “Turn To Ash” a
modo de himnos absolutos y “Acts of Rage” tirándonos de espaldas
para despedirse. La mejor oferta de Thrash Metal que pisó el Euskal
Assault.
Llegaría el
turno para los reunificados God Dethroned, a quienes no creía
que iba a volver a ver después de su “ultimo” bolo en el 70000
tons de hace tres años. Los holandeses por suerte, siguen siendo una
de las bandas más sólidas en su género, con ese particular Death
de difícil asimilación, que siempre tiende hacía el Black pulido.
Esgrimirían temazos de toda su discografía, como “Poison Fog” o
“The Grand Grimoire” con el que terminarían su comparecencia.
Serían el puente perfecto, entre el bolazo de Dew Scented y la
maravillosa exhibición que estaba por llegar.
Asphyx
finalizarían el Euskal Assault del 2015 de la mejor manera posible,
demostrando sobre las tablas que son una puta leyenda dentro del
Death Metal mundial y cascándose uno de los mejores bolos del festi,
si nos ponemos a comparar. No se olvidarían de presentarnos su
último Deathhammer, sacarle brillo a su aplastante Death The Brutal
Way, o volver hasta sus inicios con The Rack. Siempre comandados por
un mesiánico Martin Van Drunen, que entre tema y tema libaba de una
lata de cerveza, en lo que presentaba los cortes y se mostraba
cercano con sus seguidores. Tendrían tiempo, lógicamente, para
dejar constancia de su poderosa impronta Doom, dejándola clara con
un par de temas al menos y para terminar sin necesidad de bises, con
un “Last One On Earth” glorioso.
Lo suyo sería la
gran lección que nos tocaba recibir el sábado, después de la que
nos proporcionaron Benediction el día anterior, tan contundentes
como sus hermanos holandeses. De esta manera terminaría la
maravillosa experiencia que se ha bautizado como Euskal Assault, un
evento creado por fans, y para fans, que parece que ha comenzado
firme este año y que próximamente, aspirará a convertirse en uno
de los festivales de referencia para el rollo extremo al sur de
Europa.
Crónica y fotos por Unai Endemaño.
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