Graham Bonnet fue
un seguro de vida durante los ochenta, eso no se lo puede cuestionar
nadie. Un señor elegante ,que era capaz de imprimir lustre a las
composiciones que trababan los mejores guitarristas de la época, sin
perder nunca ese aire de súper estrella con corbata, marca de la
casa.
Así de fino
funcionaba el hombre que puso voz a la dolorosa transición de
Rainbow, el que interpretó con presteza el celebérrimo Assault
Attack de M.S.G. y dejo para la posteridad el legendario primer álbum
de Impelliteri. Por el camino hasta tuvo tiempo para dejar una
carrera con los héroes de culto Alcatrazz, también acompañando a
dos de los mayores guitar heroes que se recuerdan. Todo eso haría
Graham durante los ochenta. Casi nada, que se suele decir.
Un par de décadas
después, el sr. Bonnet, como no podía ser de otra manera, aún
conserva ese curriculum impecable que apuntábamos para presentarle ,
aunque la clase de tinglados en los que se ve involucrado, carecen de
la seriedad que destilaban los que le hicieron leyenda hace treinta
años. Hoy en día vive de las rentas, promocionandose bajo el arco
iris que un día le coronó, mientras perpetra actuaciones
ciertamente cuestionables.
Antes de que
pudiésemos valorar las aptitudes del elegante Bonnet, sobre las
tablas del Stage Live, tendríamos la oportunidad de encarar a un
grupete local abriendo la velada. Los Ready Aim Fire serían
quienes descargarían durante cerca de una hora, Heavy Rock
neoclásico y revisionista. Tendrían tiempo para interpretar unos
cuantos cortes de mecánica similar a los que gustaba de componer
Blackmore, aunque tratando de adornar cada resquicio con solos
vertiginosos en la mejor tradición Malmsteen.
Sobre el papel
pintarían bien, aunque en la practica no terminarían funcionando
como hubiese sido deseable. Sus creaciones nos recordarían en
demasía a los originales, que sin duda les habían servido como
inspiración, creando la incomoda sensación de estar escuchando
temas nuevos, que sonaban como versiones. A esto le añadiríamos las
pegas que supusieron. un guitarra empeñado en correr más de lo
necesario por su mástil y la genial ocurrencia de ponerse a hacer
solos de batera y guitarra, siendo teloneros. Se les notaría
demasiado su corazón de banda tributo, a pesar de lo profesionales
que oficiaron.
Habiendo
concluido la comparecencia de los Ready Aim Fire, comprobaríamos
como la coqueta sala iba cogiendo color a medida que los huecos se
estrechaban. La afluencia resultaría considerable, a pesar de las
pequeñas dimensiones del recinto, teniendo en cuenta que todos los
que allí nos arremolinábamos, íbamos detrás de un recuerdo de
otro tiempo. Con la vista puesta en el reflejo que esperábamos nos
devolvieran, las gafas del señor Graham Bonnet.
El espigado
ingles saltaría tras su banda, sobre las elevadas tablas del recinto
bilbaino, entonando el "All Night Long" de manera
ciertamente convincente. En ese punto sería donde constataríamos
como las más agoreras predicciones ,se habían pasado de frenada.
Los que habían vaticinado que este señor estaría al infumable
nivel de Paul Dianno, se tendrían que comer sus palabras, una detrás
de la otra. Sin ser obviamente el mismo que en sus años de gloria,
rápidamente demostraría que aún conserva voz como para no hacer el
ridículo.
La banda que le
acompañaba, obviamente, estaría en otra galaxia de la que un día
dejo grabado el Down to Earth, contando con un guitarra eficiente y
un batera de pegada poderosa, que mitigaban parcialmente el efecto
abochornante que provocaba la novia de Graham a las cuatro cuerdas.
La simpática mujer, luciría palmito con sonrisa perenne,
demostrando sin embargo, que algunas partes no las tenia del todo
pilladas. Restaría seriedad a la comparecencia, aunque no llegase a
influir demasiado, en lo que se suponía que habíamos ido buscando.
Bastante más
hiriente sería el hecho de que finalmente no se tocase en su
integridad el Down to Earth, tal y como había sido anunciado.
Caerían "Love´s No Friend" y "Makin´Love" sin
embargo, aunque no volveríamos a escuchar nada del mencionado
redondo, hasta el final de la velada, cuando la banda se dignó a
colocar en todo lo alto el "Since You Ve Gone" y el"
Lost In Hollywood". Entre medias pasaríamos por un incierto
repertorio, que a casi todo el mundo pillaría con el pie cambiado.
Lo más
refulgente acabaría siendo el "Night Games" del lejano
LIne-Up, el cual Graham cantaría con la misma pasión que imprimía
a principios de los ochenta. La potencia no sería la misma,
obviamente, pero se adivinaría la emoción entre los surcos del
viejo corte, parte de la magia que el frontman desplegaba en sus
mejores momentos.
Esa curiosa
sensación de estrella apagada, nos acompañaría durante el resto
de actuación del británico. La impresión de estar ante alguien que
fue muy grande en su día, y aun conservaba cierto brillo pegado a
sus zapatillas deportivas. Solo así podría mantener en pie una
actuación interpretando covers de los Beatles, el insulso "Only
One Woman" de cuando cantaba con su primo o un tema nuevo que no
conocía ni el tato. Lo haría manteniendo un considerable buen
ambiente dentro del recinto, aunque no faltasen quienes no podrían
evitar mostrar su descontento, ante la incomparecencia de los cortes
de Rainbow prometidos.
La actuación
terminaría antes de lo que hubiese sido razonable, metiendo poco
antes del final un par de insufribles solos de Guitarra y batería
para ganar tiempo, y con Graham aduciendo que no habían tenido
tiempo para ensayar más canciones. En este punto no habría dios que
fuese capaz de buscarle excusas al protagonista de la velada, el
punto de no retorno en el que sus aires de estrella hollywodiense
iban a dejar de ser suficientes como para mantener la compostura
requerida.
Acabaría por
tanto la verbena en la que se había acabado convirtiendo la jornada,
interpretando una vez más el "All Night Long", por no
tener más cortes ensayados, y con toda la banda saludando de manera
extrañamente triunfal, dejándonos con la certeza de que aquello
podía haber acabado siendo una noche digna del nombre que aparecía
en el luminoso, en lugar de la extraña charanga en la que devino
finalmente.
Crónica y fotos por Unai Undemaño.
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